A lo largo del siglo XVII la ciudad de Roma adquiere un aspecto especialmente llamativo, en el cual el nuevo gusto totalmente barroco va integrándose con los preexistentes clásicos y medievales, convirtiendo la ciudad en una fragua de experimentos de arquitectura y urbanismo.

Y en este momento histórico, la genialidad de Bernini se exprime a través de proyectos verdaderamente escenográficos, de acuerdo con los estilos del movimiento barroco, obras maestras que aún podemos admirar, simplemente paseando por las calles del centro de la ciudad.

Gian Lorenzo Bernini - self-portrait.

Gian Lorenzo Bernini – self-portrait.

Igual usted se está preguntando como puede encajar en este tema el motivo iconográfico de la abeja, presentado en el título de este pequeño artículo. Gian Lorenzo Bernini, famosísimo arquitecto italiano, trabajó a lo largo de su carrera para un papa bastante importante, Urbano VIII. Este papa fue un gran mecenas, perteneciente a la familia de los Barberini, y durante su pontificado el arte fue un medio con el cual se expresaba y se manifestaba el rango nobiliario de la familia papal. En este periodo, el barroco era el estilo que mejor servía para manifestar una serie de conceptos e ideas relacionadas con los programas de estos personajes de la vida religiosa y política de Roma. Urbano fue entonces un mecenas, apasionado del arte y de la literatura, aunque desafortunadamente su fama también está vinculada a la condena de Galileo Galilei.

Pero, con Urbano VIII, Gian Lorenzo Bernini se convirtió en el artista oficial de la corte y se debe a este arquitecto y artista la realización de numerosas obras que adornan el centro urbano de la capital.

La familia Barberini poseía un escudo de armas que contenía tres abejas en fondo azul al lado de una tiara papal y las llaves de San Pedro. No es casual que muchísimos papas y personajes importantes hayan recurrido a símbolos para manifestar su posición y resaltar sus propios programas e ideales. La abeja es desde siempre un símbolo de laboriosidad, dedicación y elocuencia. San Ambrosio y San Bernardo de Chiaravalle, los dos conocedores y divulgadores de las Sagradas Escrituras, fueron asociados a este símbolo, y en las fuentes hagiográficas se encuentran a menudo en el centro de episodios cuyas protagonistas son las abejas.

La iglesia fue frecuentemente vista e interpretada, desde la época paleocristiana, como una colmena en la cual los creyentes y las figuras del clero eran como pequeñas abejas laboriosas y devotas. La miel era, entonces, metáfora de la dulzura de la palabra divina y del mensaje cristológico.

En realidad, este símbolo es muy antiguo e incluso Zeus, el padre de todos los dioses, era frecuentemente llamado Meliseo, y según algunas fuentes fue alimentado por abejas, en Creta cuando era niño, y les dio el color dorado. No es de extrañar, por lo tanto, que estos pequeños y laboriosos animales fueron utilizados simbólicamente a lo largo de la historia.

Bernini - Fountain of bees

Bernini – Fountain of bees

Las abejas fueron utilizadas como símbolo importante por la familia Barberini, y consecuentemente fueron utilizadas por Bernini para adornar sus creaciones. Entre ellas, resalta por monumentalidad e importancia el Baldaquino de San Pedro. Y ¿cómo no hablar de las maravillosas fuentes en Roma que proyectó Bernini, siempre por encargo de la familia papal? En la homónima Plaza Barberini surge la Fuente del Tritón realizada en travertino con el motivo del delfín, de la concha y del tritón, y con la presencia del escudo de armas papal de los Barberini con tiara, llaves y abejas. Poco tempo después de esta construcción, Bernini realizó la llamada Fontana delle api (Fuente de las abejas), que se remonta a mitad del siglo XVII y fue posicionada en la esquina entre Plaza Barberini y Calle Sistina. Hoy en día, en cambio, se encuentra en Calle Veneto gracias a la restauración y recuperación de fragmentos de la fuente original que, anteriormente, había sido desmontada y colocada en unos depósitos de la zona Testaccio en Roma.

¿Cómo no mencionar el monumento sepulcral de Urbano VIII? En la basílica vaticana hay un nicho que aloja su monumento y que necesitó alrededor de veinte años de trabajo del arquitecto. La obra fue completada en 1647 y todavía es imposible permanecer indiferentes frente al refinamiento del mármol blanco, con el cual fueron realizadas las estatuas alegóricas o personificaciones de la Caridad y de la Justicia. Esta última sujeta precisamente una espada con abejas, y el mismo motivo aparece más veces como decoración en el área del sepulcro.