Entre las películas más famosas de la historia del cine encontramos «La dolce vita«, una película dirigida por Federico Fellini en 1960. Cualquiera que haya visto esta obra maestra del cine italiano, recordará seguramente una famosa escena: la secuencia en la que el periodista Marcello Rubini, protagonista de la película, sigue a la actriz Sylvia, interpretada por Anita Ekberg, por las calles de Roma, hasta que la fascinante estrella se sumerge en las aguas de una fuente del centro: la Fontana de Trevi. Aquí Marcello, interpretado por Marcello Mastroianni, finalmente le declara su amor, recibiendo incluso un sonoro puñetazo de su novio. Pero ya sabes, por amor se hace esto y mucho más. La película ganó la Palma de Oro y el Oscar por el vestuario en el XIII Festival de Cine de Cannes, y es casi seguro, que la maravillosa Fuente barroca dio su gran contribución a este éxito, representando una puesta en escena que casi raramente se encuentra en otras secuencias de cine.

trevi

Sin embargo la Fontana de Trevi, visitada cada año por miles de personas, un lugar al cual se llega después de haber pasado por las calles del centro, lanzando incluso una monedita para pedir un deseo, debe su origen a finales del período barroco. Este monumento es un ejemplo del triunfo escultural, de narración escenográfica y simbólica. Fue el arquitecto Nicola Salvi que, para resolver un problema logístico debido a la presencia de un disnivel entre los dos lados de la plaza, diseñó una escalera. El tema dominante de la escenografía es el acantilado rocoso, situado en la parte inferior de Palacio Poli. Precioso nicho que aloja la estatua de Oceanus que conduce un carro con caballos con alas y tritones. En cambio, para sostener el prospecto superior, hay cuatro columnas corintias con unas estatuas alegóricas como l’Abbondanza della frutta, la Fertilità dei campi, la Ricchezza d’Autunno e l’Amenità dei giardini. Aquí entre las dos estatuas principales del centro, se colocó un escudo de armas del Papa Clemente XII y una inscripción conmemorativa. Esta compleja obra está, en su totalidad, realizada en travertino y aloja una serie de motivos decorativos vegetales y animales que, junto con el agua que fluye, dan vida a una obra única en el mundo.

Varios artistas italianos han colaborado en su realización como Maini y Pincellotti, Bracci y Della Valle, todos coordinados por el arquitecto Salvi. El agua es el protagonista tanto del prefil del impacto perceptivo, debido a su movimiento real, como del tema de la composición. Se trata de una serie de metáforas y símbolos que aluden al mar y a sus criaturas.

Esta fuente domina indiscutibilmente la Piaza de Trevi, que debe su nombre al «trivium» que confluyen hacia la Plaza dei Crociferi. La fuente es parte del acueducto “Vergine”, un antiguo acueducto romano que data de la época de Augusto. Papa Nicolás V comenzó una operación de saneamiento del acueducto y este acto fue particularmente importante para el pueblo de Roma que pudo, así, usar el agua del Tíber.

Este símbolo de la ciudad de Roma y su Dolce Vita ha sido una fuente de inspiración para el mundo del cine que, sin permanecer indiferente a la belleza de la fuente de Trevi, ha utilizado su ambiente y su imagen en varias ocasiones. Entre las principales: la película Tre soldi nella fontana, de 1954, dirigida por Jean Negulesco; Tototruffa 62, película rodada en 1961 y dirigida por Camillo Mastrocinque; Fontana di Trevi, la película de Carlos Campogalliani.

Esta obra maestra del arte barroco sigue representando un símbolo importante dentro de la cultural y de la historia social contemporánea. ¿Cómo olvidar una operación artística, de hace unos años, que tenía como punto principal la interacción con este monumento? El 19 de octubre de 2007 Graziano Cecchini, un activo artista contemporáneo italiano, tiñó las aguas de la Fontana di Trevi con colorante rojo, evocando una nueva visión del escorzo romano. Por todo lo dicho, la Fontana de Trevi tendría muchas historias que contar, si sus aguas pudieran hablar.

fontana di trevi rossa