Innumerables candados han adornado uno de los puentes de Roma durante mucho tiempo, siendo testigos de las promesas de amor eterno o casi eterno de parejas de enamorados. Ahora ya no es posible encontrar esos sellos de amor, los cuales habían creado algunos problemas en la estructura y farolas y, por lo tanto, fueron eliminados en 2007.

Estamos en la orilla norte del Tíber y estamos hablando del Puente Milvio. Se trata de uno de los puentes más antiguos de Roma, situado en una zona particularmente estratégica y funcional en la época de los antiguos romanos. Surgió con la intención de prolongar la via Flaminia en el siglo VI a.C., en la zona donde precisamente confluían las vías Cassia, Flaminia, Clodia y Veientana.

Los antiguos romanos lo llamaban Ponte Mollo, porque durante las crecidas del río Tíber, era el primer puente sumergido en el agua. Las primeras menciones de este puente remontan al año 207 a.C., durante la Segunda Guerra Púnica. En este momento histórico, la estructura debería ser en madera y su construcción se relaciona con un tal Molvius, de la gens Molvia. Precisamente Molvius es probablemente el nombre de uno de los magistrados que aprobaron la reconstrucción del puente en mampostería. Otras fuentes, sin embargo, estarían de acuerdo en vincular el nombre del puente al estado desastroso en el cual se ha encontrado, a lo largo de la historia. Debido a estas frecuentes situaciones, el puente fue sometido a varias intervenciones de reforma o reconstrucción, como por ejemplo aquella relacionada con el censor Marco Emilio Scauro que remonta al año 109 a.C. Estas intervenciones siguieron hasta la época moderna. Entre ellas, a principios del siglo XIX, algunas fueron impulsadas por Papa Pío VII y confiadas a Giuseppe Valadier. Reconstruyó los arcos del puente y construyó una bonita torre de estilo neoclásico.

Piranesi-Ponte-Milvio

Pero existe otro episodio que hizo el puente particularmente famoso en la historia de Roma y toda la cultura occidental. Se trata de la conversión del emperador Constantino, el emperador cristiano que en el siglo IV se encontraba en las inmediaciones de Puente Milvio durante la batalla contra Majencio. Era el año 312 d.C. y Constantino salió victorioso de esta batalla, convirtiéndose no solamente en emperador, sino incluso artífice de una renovación religiosa que sin duda cambió el curso de la historia del Occidente.

Constantino promovió la libertad de culto en el año 313 a través del Edicto de Milán. La religión cristiana se convirtió en un importante factor de cohesión y de propaganda para Constantino y fuentes, cuentan que su conversión fue casi milagrosa. Se narra que Constantino habría soñado con el Dios cristiano la noche antes del enfrentamiento con su adversario, y que en esa noche tuvo claramente una premonición sobre su victoria. Para lograr esa victoria, debería representar en los escudos de sus soldados un símbolo, formado por las letras iniciales del nombre de Cristo. Se trataba de las letras griegas X y P.

Hoy en día, el puente Milvio es parte del barrio de la Victoria y de Tor de Quinto, a poca distancia de Plaza Mancini, y es un sitio de interés no solo por su apariencia, sino también por su entorno, por la presencia de lugares de interés y locales nocturnos. Se puede pasear en la zona, visitando el Puente Miglio con su torreta, y llegar hasta el Foro Itálico o el Auditorio Parque de la Música. Y no sólo. Para aquellos que les gusta la bici, es posible recorrer el área con su propia bicicleta, o incluso alquilarla.

Además, se sabe qué hace tiempo existía un círculo de artistas en las inmediaciones del Puente Milvio, el Pontemolle Gesellschaft, fundado en el siglo XIX. Sus miembros eran Thorvaldsen, Franz, Cornelius, Reinhart, Millin y muchas más personalidades artísticas. Artistas provenientes de toda Europa se reunían en esta zona, paseando en áreas que, en esa época, tenían que ser particularmente sorprendentes, gracias incluso a la presencia de la Torreta Valadier, sobre todo para los ojos de quien llegaba a Roma desde lejos.

Pontemilvio-1930